Cuando las noches se pasan en vela pensando en ¿por qué? Es
cuando hay que tomar decisiones drásticas para forzar un giro. Ante el ahogo,
la monotonía, el olvido, el apartado, existe una solución: un portazo y una
ventana abierta. Un portazo a lo que nos atenaza y nos oprime. Una ventana
abierta al nuevo aire que nos va a lanzar a lo nuevo, a lo fresco, a lo que en
verdad queremos y necesitamos.
De nada sirve lamentarse y esperar. No merece la pena buscar
culpables. Es momento de imaginar y encontrar soluciones y abalanzarse al futuro
con valentía y una serena ceguera, para ver nada más que nuestro proyecto salir
adelante.
Y es con estas ideas y con este ánimo con las que voy a
cambiar de táctica por millonésima vez y lleno de ilusión y coraje, una vez más
y sin nada, con mi manita derecha atrás y la izquierda delante, me voy a lanzar
a un nuevo proyecto.
Peor que ahora, difícil. Mejorar es lo único que puedo
conseguir. Así que vamos a lo hecho. El camino será largo y con altibajos, pero
peores trochas hemos subido y aquí estamos. Un rompepiernas va a ser, mas el
ánimo y el coraje no lo romperá nada ni nadie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario