Por Vivir, solo por vivir, pagamos todos los días, desde que
nos despertamos, impuestos. La luz, para no atizarnos con la mesilla,
impuestos. Hacemos pis, la cadena de la cisterna, impuestos. Tomamos café,
cafetera en marcha, o el micro, impuestos. Ducha, grifo, agua, impuestos. A
trabajar, si hay suerte, el coche, el servicio público de transportes,
impuestos.
Entre tanto impuesto se acerca la declaración de la renta,
impuestos. Si estás muerto de hambre o te persiguen los acreedores te sale a
devolver, y si te sale a pagar te jode la nómina del mes corriente. La única
manera de cumplir con el Estado y salir airoso es trabajar mucho y ganar
muchísmo. Se han dado casos de gente que se ha hecho “rica” trabajando, lo he
visto el programa del Iker, pero no me lo paso a creer.
En los foros rurales dicen que “El ha hecho dinero o
harobao, o haengañao, o hamatao”, raro es que el sabio popular no integre en el
dicho el verbo “trabajao”. Sabios sobran y listos, más.
Hoy en las noticias ha salido a relucir un antiguo ministro
de economía y hacienda de nuestro país y resulta que este señor ha defraudao al
fisco más dinero del yo soy capaz de ganar en 7 vidas. Si este señor, bajo su
estatus es capaz de engañar al estado, al vecino y a su “………………”, resulta que
este señor es malo. Si yo, Julián, un año, o dos o tres, no hago la declaración
de la renta, y dejo de declarar en tres años, soy defraudador, y el fisco me
perseguirá y seré un antisistema para
con mis vecinos.
Es cierto que lo he hecho. No me siento orgullosos de ello,
pero tampoco culpable. No tengo nada que declarar porque no he ganado nada.
Estoy tan o más pobre que hace uno, dos y tres años. El estado no me ha dado
nada. No he robado nada al estado. Pago todos los días mis impuestos, y
mientras el estado no ponga herramientas y remedios reales al problema social y
laboral, no puede esperar que, los que estamos en el filo del estado del
bienestar entre lo legal y lo constitucional, pongamos mucho más de nuestra
parte, ya que esta parte se ha acabado.
Cuando dentro de un mes, yo, Julián, aparezca en las
noticias, por la razón que sea, la gente o los entes, dirán que “algo mal
estaría”. Y desde aquí y ahora digo que: mal de la pelota no estoy; nada de
desequilibrio me ronda en la mente; la patata marcha bien; psicológicamente
estable. Ahora bien, y digo, “hasta los cojones de el estado de las cosas y de
el desamparo” al que nos tiene sometidos el Estado. Cualquier día de éstos, un
tal Julián saldrá en los medios haciendo cosas de las que será tachado de….
Pero tres pares de narices. Uno, yo, sabe lo que le viene ocurriendo desde
hace, y sabe cómo tiene que reaccionar frente a los acontecimientos.
Un trabajo, una estabilidad, un descanso, un sosiego, una
paz. Mi familia, Anabel y Francisco se lo merecen. Una mujer y un niño. Yo
puede que no, pero aunque sea por una mujer y un niño hagamos que una familia
salga adelante.
No hay trabajo, Liberbank pasa de devolver los dineros de la
clausula suelo, y La Bonoloto no me quiere, aparte que no quedo con ella todos
los días, que conste. Y ya no sé, después de haber naufragado en el océano del
autónomo, donde meter mis pieses de obrero para ganarme el pan. No se dónde
están los ejes de las puertas giratorias, supongo que en mitad del medio, pero
a mí se me antojan lejanos. No tengo padrinos, los propios del bautismo me
negaron al tercer día. Tan solo me atrevo a decir que me comprometo a atender
los pinchos y las tapas de cualquier tasca. La cocina a ese nivel me gusta, y
cocinar para, como mucho 25 personas, me pone. No tengo nada que acredite esa
experiencia, pero si no es verdad, que me aspen pardiez.
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